Feedback sí, pero no cualquiera.

Muy frecuentemente se considera que el entorno virtual es un entorno frío y falto de personalización tanto para el alumno como para el profesor.

En muchas ocasiones el profesor sólo conoce del alumno a través de las actividades o prácticas que entrega y quizás alguna interacción por el micrófono o por el chat durante la videollamada. Lejos queda la cortesía de identificar a la mayoría de los alumnos con su nombre y dirigirse a ellos de manera más cercana y personal. Inequívocamente, tenemos la idea de que el uso de las cámaras es el camino a la individualización de la enseñanza virtual, sin embargo, los alumnos pueden sentirse incomodos con su uso, dado que es cierto que la webcam da acceso a una parte íntima y privada del estudiante.

En línea con esto, un estudio realizado por Senel y Senel (2021) ha revelado que los estudiantes universitarios están en general satisfechos con la calidad de la evaluación virtual excepto por dos aspectos. El primero de ellos es el puntaje otorgado a las pruebas ya que piensan que la evaluación no arroja resultados justos y acordes al trabajo realizado.

Y en segundo lugar los alumnos señalan como deficiente el uso de un feedback rápido y concreto.

Entonces, ¿Cómo podemos hacer que la docencia virtual sea más individualizada?

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, a través del uso de una retroalimentación efectiva. Así, esta personificación debe de realizarse de manera distinta al entorno presencial y resulta fundamental el seguimiento por parte del profesor del trabajo del alumno, un seguimiento que además forme parte de la evaluación. De esta manera el feedback cumple una doble función en entornos virtuales, la primera la de acompañar a los alumnos y personificar el entorno de aprendizaje y la segunda la de guiar el aprendizaje.

Por un lado, dado que no existe un entorno de clase convencional que nos permita interactuar con nuestros alumnos, la única manera de personificar y dirigirnos ellos es proporcionando un feedback concreto a las actividades propuestas. Esta retroalimentación se convierte en el medio de comunicación primario más frecuente entre profesor y alumno, promoviendo un aprendizaje más cercano e individualizado

Además, respecto a la evaluación, los estudiantes necesitan un feedback rápido y detallado para identificar cuáles son las deficiencias o los errores de su trabajo, pudiendo incrementar así su rendimiento dentro de la evaluación sumativa. Este feedback debería formar parte de la evaluación ofreciéndole a los alumnos la posibilidad de corregir o subsanar las áreas más deficitarias de las actividades o las tareas entregadas.

Retomando el título de este post: Feedback sí, pero no cualquiera. Sino un feedback, claro, efectivo, rápido y sobre todo individualizado que consiga acercarnos a los alumnos y personalizar la docencia virtual.

Para saber más:

Senel, S., & Senel, H. C. (2021). Remote Assessment in Higher Education during COVID-19 Pandemic. International Journal8(2), 181-199.

Koneru, I. (2017). Exploring moodle functionality for managing Open Distance Learning e-assessments. Turkish Online Journal of Distance Education, 18(4), 129-141. https://doi.org/10.17718/tojde.340402